Friday, June 26, 2009

Buena onda o triste? Parte II

Después de que la encuesta diera por abrumadora mayoría (tanto los que escribieron un comentario como los que me lo dijeron por otros medios) que ir a bailar solo es cool, les puedo contar el final de la historia.

Termine de comer y de ver “As good as it gets” me puse los jeans, me cambié de remera (tenia puesta la que uso de pijama) y así como estaba camine los 20 metros que me separaban de “Play”. Cuando llegué a la puerta la música sonaba bien, le pregunto al muchacho de seguridad (no había ningún Popeye acá) ¿cuánto cuesta la entrada? 50 pesos, me dice, que son algo así como 5 dólares. Entonces confirmé que tenia la plata, respire hondo y entré.

Adentro llegó la decepción. Primero, claro, eran todos mejicanos, lo que le puede sacar el glamour a cualquier lugar. Pero estaban todos tranquilos, el tema que sonaba no estaba mal y había algunas personas bailando.

Voy directo a la barra y me pido un Johnny Walker, no tenían. Ya con mi J&B en la mano, me apoyé en una columna a mirar a la gente y disfrutar de la música. Cuando ya mi espalda había encontrado la posición para pasar un rato cuasi-cómodo, pusieron un remix del último tema de Britney Spears, nada muy bueno pero al menos servía para mover el piecito al ritmo de la musica.

Cuando mi whisky iba por la mitad, y el tema de Britney terminó… llegó el momento que iba a ser definitorio para esa noche y quizás para el resto de mi vida.
El DJ puso… “Lo que pasó pasó… entre tú y yo… lo que pasó pasoo… entre tú y yo”… Dejate de jodeeeeerrrrrr. Pero eso no es todo, en Méjico los boliches no tienen generalmente pista de baile, sino que están llenas de silloncitos y mesitas porque la gente las alquila y se queda tomando en las mesas. ¿Dónde bailan entonces? En los pasillos y, claro, arriba de las mesas y de los sillones.

Entonces no alcanzó con que a mitad de mi bebida espirituosa me pusieran esa bosta de canción, sino que además se llenó de mejicanos y mejicanas bailando arriba de sillones y mesas, cantando las canciones, moviendo las caderas y poniendo cara de rock-star. No sé si me explico, algo así como nosotros con 14 años en los parlantes de Los Cabos bailando “provócame”.

Ya que estaba ahí, me quedé dos canciones más, termine mi vaso, lo apoyé con enojo en la barra y me fui. Creo que duré 15 minutos. Llegué al hotel, me lavé los dientes, prendí el aire acondicionado, me tapé con todas las colchas que tenía, cerré los ojos y desde lejos escuchaba como una tortura… “el gato voladoooorrrrrrrrrrrrr… el gato voladooooooooorrrrrrrrrr”.

Sunday, June 21, 2009

Buena onda o triste?

Me están pasando esas cosas que les pasan a los hombres de negocios en las películas y tengo una duda, quiero que me digan si lo que hice es cool o es más bien triste, pero para que me den su veredicto primero quiero contarles bien el contexto.

Llegue a San Luis Potosí el jueves a las 3 de la mañana y me hospedé, como siempre, en el hotel de mi candidato. Es un lindo hotel y además me cubren todos los consumos que haga, lo cual lo hace más lindo al hotel… y al candidato.

El tema es que llegue a esas horas de madrigada a mi habitación y cuando me acuesto a dormir escucho que entra por la ventana música, buena música, muy buena música electrónica. Después de sentir mucha pena estar en la cama en vez de bailando, cerré los ojos y me fui a dormir.

El viernes (hoy), compre entradas para un concierto de música clásica en el teatro de San Luis, fui con Roberto (Bole) porque justo estaba acá. Sorprendentemente muy bueno el concierto, una orquesta bastante profesional, con un pianista ruso y un público bastante educado que casi no habló y no aplaudió después de cada movimiento. En el nuestro Colon siempre hay algún novato que lo hace.

El tema es que llegue al hotel, me pedí Room Service y comí mientras veía “As good as it gets”. Claro que de fondo seguía escuchando buena música electrónica, llamé a mi único amigo acá pero estaba en el recital de nosequien. Mientras, la música sonaba cada vez mejor… entonces me surgió la pregunta…

En este contexto… Ir a bailar sólo es cool o medio tristón?

Yo ya sé que hice, si fui o no fui, pero no se los cuento hasta que me contesten esta pregunta para que no influya en el resultado de la encuesta.

Friday, June 12, 2009

Momento de reflección




Es viernes a la noche y estoy solo en mi habitación de hotel. No tengo una botella de Whisky al lado de mi computadora como le gustaría a Bukowsky ni una botella de Ron como le gustaría a Hemingway, sino una botella de agua porque estuve toda la semana enfermo, con la garganta hinchadísima que no me dejaba ni trabajar, ni hablar y casi ni respirar. Al respecto de la enfermedad una sola cosa, la cobertura internacional de Docthos es genial, me atendió un médico judío gratis y encima en Bueno Aires me devuelven la plata de los medicamentos. Digamos, uno paga un montón pero al menos responden.

También quiero que sepan que no tengo ni idea que voy a escribir en este post, pero si sé que tengo muchas cosas para decir, tantas que no sé cómo ni por dónde empezar. Seguramente no diga ni el diez por ciento, pero es una forma de exprimir todo lo que tiene mi cerebro en este momento. Problemente diga cualquier estupidez, sepan entenderme por favor y llamar a un especialista en caso de que vean que se pone medio demente.

Quizás ya se hayan dado cuenta el cambio de humor respecto a los primeros posts, esto ya no me parece Disneyland y más que nada quiero que termine. Que no se malentienda, estoy aprendiendo por tonelada, tanto en lo profesional como en lo humano, pero esto es muy desgastante. Mucho trabajo, en un lugar que no es el mío y en lugares que muchas veces con incómodos. Y a mí no me gusta estar incomodo.

Aprendí que las campañas son muy distintas cuando te llaman porque te necesitan y cuando te mete alguien externo. Una cosa es que la campaña tenga la necesidad de un consultor y otra es cuando uno tiene que generarla, a veces se logra generar esta necesidad pero en la gran mayoría no. En nuestro caso nos metió el PAN nacional y las campañas se encontraron que tenían consultores que nunca habían pedido. Pero bueno, es lo que hay y hay que ponerle huevo… eso hicimos.

El rol del consultor es "recomendar" pero el real trabajo es saber escuchar y entender lo que realmente necesita el cliente y no lo que el consultor quiere decirle, entender cómo necesita que hagamos el trabajo y, sobre todo, cuando estas más rompiendo las bolas que ayudando. Es mucha la gente que habla sobre la necesidad de escuchar pero muy poca la que realmente lo implementa.

También entendí lo importante que es no imponer ideas sino generarlas en un dialogo. Y vuelvo a lo mismo, nosotros armamos campañas en las que el candidato tiene que ser cercano a la gente, hablar en términos claros, que sea entretenido e interesante. Ahora, los consultores imponemos nuestras ideas y nuestros conocimientos, nos creemos dueños de la verdad y no damos explicaciones ni preguntamos “¿Qué te parece?". Una idea que nace de una pregunta o de una conversación es diez veces más poderosa.

Aprendí que es mentira cuando un consultor dice "yo gané tal o cual campaña" o cuando otra persona te dice "que sabe ese consultor si perdió tal campana que tenía ganada". Las campañas las gana y las pierde el candidato, para ganar una campaña se tienen que dar muchas variables y hacer bien muchas cosas, muchas más de las que puede adjudicarse un consultor, un publicista o hasta un gerente de campaña. Un consultor puede hacer la mejor estrategia, pero si la gente no la lleva a cabo bien, no sirve. Pasa lo mismo con cada una de las otras tareas de la campana, por eso es tarea del candidato armar un buen equipo que sea sólido, con funciones delimitadas y que funcione. Es nuestra tarea dejar de creer que un consultor gana o pierde una elección.

Esto me lleva a otro punto muy importante, más que un punto es el talón de Aquiles de la mayoría de la gente con la que me cruzo en estos días, el ego. Mierda que el ego es la fuente del noventa por ciento de las peleas, de los malos entendidos, de trabajos mal hechos y de conversaciones aburridísimas que tienen la siguiente dinámica:
- A: "Yo yo yo yo yo"
-B: "Yo yo yo yo yo yo"
-A "Claro, porque yo yo yo yo yo"
-B “Te decía justamente que yo yo yo yo yo yo"

¿y saben qué? No vi hasta ahora que todo ese ego haya traído nada que sirva para algo más que hacerme tomar más tequila cuando presencio conversaciones como la recientemente descripta.

Ah, estoy harto de la gente que te cuenta que había pronosticado cosas un año antes de que pasen, ni lo cuenten porque no les creo nada de nada. Saben lo que les digo ¿no? Esa gente que te dice “Es que yo ya desde el 93 decía que Obama iba a ser presidente, nadie me creía y ya ves…” Triste.
Así aprendí mucho sobre las relaciones humanas. En la vida hay que pasarla bien, y sobre todo hay que rodearse de gente que sea nutritiva para uno y saber identificar y mantener la suficiente distancia con la gente toxica. Hay gente muy toxica en este mundo, y pobres no es su culpa, pero nosotros tenemos que saber hasta qué punto dejarlos acercarse a nuestra vida para que no nos afecten demasiado y tenerlos generalmente lejos. El problema se da porque muchas veces esta gente nos sirve o nos trae algún tipo de beneficio, especialmente material, por eso hay que tener una estrategia clara y seguirla al pie de la letra, eso no va solo para los candidatos tenemos que implementarlo nosotros también.

Estoy cansado de los que piensan que el trabajo tiene que ser un sacrificio. Si la gente le pone ganas y buen humor el trabajo puede ser mucho más divertido de lo que es, pero las neurosis, la gente toxica y el ego hacen que trabajar muchas veces sea una tortura. Estoy cada vez más seguro que la vida puede ser unas vacaciones, solo hay que hacer lo que a uno le gusta, rodearse de gente querida, que haga su trabajo con placer, que tenga buen humor y le guste Dave Matthews Band.

Perdón por este post cursi, pedorro, barato y de autoayuda, pero tengo muchas cosas en la cabeza y las quería compartir con ustedes... La gente que me hace bien.