Compass

Camino por 11 de septiembre desde Monroe a la casa de mi padre, veo la ex casa de Mati “Que horrible edificio que construyeron” le digo a Yu, ella está de acuerdo, el edificio es definitivamente horrible. Llego a la entrada del edificio donde viví el 55% de mi tiempo por muchos años y comienza el rito de siempre con el pelado de seguridad de turno “Hola, mi papá vive en el piso 14 “2”, ellos son religiosos y no atienden el portero los viernes a la noche… me podría dejar pasar?” a lo que siempre me contestan algo así como “tu papá vive acá?”, “Sí”, me miran raro y después “Bueno, pasá”. Cuando pasamos la puerta de entrada Yu me dice “No deberían dejarnos pasar”, y yo pienso que todos los viernes me dice lo mismo. Entramos, se siente bien llegar a Shabat, la mesa está bien puesta, mucha comida, pero mucha mucha. Nos sentamos en los sillones, charlamos de la vida, rezamos un poco, nos sentamos a comer, llega tito, nos reímos.

Vamos a lo de Fer, hablamos de películas, de libros, vemos videítos en youtube, tomamos unas cervezas, compramos más cervezas, tomamos más cerveza, Yu se queda dormida pero aguanta para hacerme la segunda, mas cervezas, llega Mati, charlamos. Vamos a Niceto a rememorar viejos viernes, bailamos, bailamos, tomamos un poco más, la música es una mierda en la pista principal, vamos a la otra pista, la música es una mierda en la otra pista. La remamos, bailamos y bailamos esperando que mejore, no mejora. Me lo encuentro a mi primo David, se suma al grupo, se va del grupo. La música se pone buena, nos miramos con Mati, pensamos “Sí, como en los buenos viejos tiempos” pero no lo decimos, no hacía falta.
La música se vuelve una mierda de nuevo. Nos vamos. Llegamos a casa. El reloj da las 6am.